MAL GUSTO comienza por aquellas “pequeñas” inquietudes plásticas en torno a lo cotidiano. Y no sólo plásticas, sino también intelectuales. La idea primordial de MAL GUSTO es; usando todo aquello que nos interesa, que sabemos, que no sabemos también, que admiramos, que nos apasiona y que perseguimos, darle un sentido estético a un todo a partir de la parte. Pero no todo queda ahí, en MAL GUSTO hay una gran curiosidad plástica, de investigación, de ideas que dan vueltas y que quieren ser llevadas a cabo, de realizar un trabajo grupal (en el cual son tres los integrantes), donde podamos mostrar nuestro trabajo plástico de años, aquí se mezclan la pintura, el dibujo y la fotografía. MAL GUSTO trabaja en torno al mismo tema: lo cotidiano. Pero lo cotidiano es personal e intransferible aunque al parecer sea algo mundial y casi mecánico. A la manera de Baudelaire o al modo de MAL GUSTO, pretende poner atención a las grietas, a lo que se niega y existe.
La estrategia de MAL GUSTO es la seducción por la forma y el fondo, la perspicacia y la duda. Es la ley de lo obsceno puesta en juego, pues nos comienza a seducir por la insinuación, mediante soportes y texturas, talentos e incapacidades. El placer enfrentado al tiempo, que es nuestro único y gran enemigo.
La pequeña sabiduría del MAL GUSTO consiste en despojarse de consignas y normas, la simpleza y el oficio, la cita y la historia, las ideologías y los amores (aunque eso sea lo único que se tenga).
El MAL GUSTO persigue a los narcos y amorales, bebedores de café, eufóricos y laboriosos, monstruosos y perfectos, ambiguos y exactos. Somos honestos en la creencia de que todo esto es estúpido y que las únicas respuestas radican en su densidad paranoica, puesta en juego en estas imágenes que permiten olfatear nuestra fragilidad.
En fin. La calle porosa, el ojo inquieto, la boca seca por el MAL GUSTO…]
Contenido adicional pendiente.